sábado, 3 de diciembre de 2011

la Francisca


Hace ya un mes y 10 días que se nos fue la pacha. Lo triste no fue que se fuera, lo triste fue el cómo nos tuvo que decir adios, que se tuvo que despdir aún sin quererlo, porque la enfermedad le ganó la batalla, y bueno, nos la ganó a todos, sobre todo a mamá, Pablo y Elena que estuvieron al pie del cañón esos 50 días al lado de ella, dándole ánimos, ayudándola, empujándola para que su fortaleza no desfalleciera, pero, al final y a pesar de todo el esfuerzo se tuvo que ir.
Siempre pensé que sería como un adiós tranquilo, sosegado, sin tristezas y al final no pudo ser, eso es lo que más me ha dolido, verla sufrir y ver a mamá, esa capacidad de amor tan grande, por un lado me dolía mucho escuchar los diálogos de mamá con mamita, pero por otro lado, agradezco al cielo haberme regalado esos tres días allí, en la UCI con las dos; aunque no tenga del todo claro lo que he aprendido, estoy segura de que ha sido mucho, más de lo que me imagino, pero bueno, me imagino que esa es la vida, a veces las enseñanzas no viene tan dulces, sino al contrario, sufridas e intensas.
bueno no más carreta tonta, este preámbulo solo es para poner las fotos de la muñeca que me dió Francisca como en el 2001, ella solía hacer muchas, su casa estaba llena y un buen día en una visita se la pedí y me la regaló. En estos días arreglando cosas en Barcelona, en la casa, me la encontré, le tomé unas cuantas fotos y aquí la pongo, pa compartirla. De igual modo transcribo el poema que Javier le hizo de despedida.




Día Triste
In memorium, con amor.



Hoy no sé llorar Francisca
aunque las lágrimas acuden presurosas
como ríos en busca de un océano

Quizá podría reír
dejar escapar una larga carcajada
El acorde de una fiesta que no termina
La fiesta de la vida dirías

Ya sé que no habrá más un cuándo
para recordar la historia que nos une
ni las tardes verán florecer
sus flores en lo profundo de tus ojos

Pero todos te guardamos Francisca
atesoramos tus pedacitos
en la danza de un corazón
que percibe tu sombra
en los rincones de una casa
en una muñeca de trapo
en un cabello que se dulcifica
con los años

Hoy no quiero llorar Francisca
a pesar de que es un día triste
con nubes que se dibujan en la piel

Quizá porque recuerdo tu sonrisa
haciendo los días más simples
más hermosos

Tu risa es nuestro mayor tesoro
en un día triste como hoy


Javier Zamudio

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